16 de noviembre de 2015

No puedo.

No puedo cuando hacéis sinónimo terrorista y refugiado.
No puedo cuando os ponéis en los labios el verbo matar
para vosotros un simple juego de niños,
sin daros cuenta del arma cargada que tenéis entre manos.
No puedo cuando habláis de muerte como si fuera vida.

Creo en vosotros cuando veo que creéis en la vida,
pero vuelvo a dejar de hacerlo cuando solo es en la vuestra.
Y así, siempre.

Últimamente yo no puedo.
Pero, ¿sabéis una cosa?

El fuego no se apaga con fuego,
y vosotros, os vais a acabar quemando.


El mundo llora.

Hoy llueve,
y son sus lágrimas. 

Desde hoy y desde aquí os pido:

pensad un poco más en la vida, en la vuestra y la de todos.
En lo bonita que es por ser, simplemente, vida.
Y a ver si así, de una puta vez dejamos las balas,
las guerras, las heridas y los inocentes a un lado.

Somos increíblemente pequeños dentro de todo esto.
No sigáis sus juegos de no-niños.
No merece la pena.
No merece la vida.

Mucho amor.

1 comentario:

  1. Creo que te estoy queriendo mucho. Siento haber tardado tantísimo en volver por aquí, pero de verdad que ahora lo haré con más frecuencia porque qué bonito lo haces, Fénix. Qué dentro lo sientes y qué bien lo impulsas hacia fuera acariciando cada una de tus palabras antes de dejarlas volar.
    Un abrazo, o dos, o los que sean necesarios para hacer de este mundo un lugar un poquito más humano.

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